La normalidad de lo anormal



El Porsche dorado, salió volando y cayó en el fondo del barranco incendiándose.
No lo entendía. Toda su vida había desaparecido en un instante..
Golpeó desesperado el volante repetidamente, y maldijo mil veces a aquella zorra que inició toda la campaña contra él.
La televisión de Hollywood, había abierto las noticias de la mañana con su foto, y la denuncia de la becaria del estudio de la Paramount a la que había seducido.
Él, que lo era todo en la industria. Él, el imprescindible en cualquier fiesta. Él, que tenía el dinero por castigo; de la noche a la mañana se había convertido en un proscrito en "su ciudad". Esa maldita ciudad que te admite por la mañana, te endiosa a la hora del almuerzo, y te destruye al caer el sol.
¿Que había hecho diferente a los demás magnates de la industria?, pensó,... y gritó:
-¡Nada! ¡Nada!. Y aunque lo intentaba no conseguía entenderlo.
Su corazón era un caballo desbocado,  su mente un vendaval de imágenes de hechos pasados. Y de repente asumió que estaba socialmente acabado
Sus ojos vidriosos conducian de forma automática por la sinuosa carretera, y fue cuando entonces tomó la más importante decisión de su vida.
Pisó el acelerador a fondo, cerró los ojos y soltó el volante.
Zampanó Strada
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