INMIGRACION

Me observas con tus ojos de niebla serena
que trasmiten miradas lentas y cansadas,
que traslucen sones de darbucas
y  leyendas a la mortecina luz del fuego.

Sonríes con la amarga sensación del cansancio que generaron los kilómetros recorridos,
intentando que yo, hombre el primer mundo,
sea condescendiente y te compre algo
que pueda hacerte el día un poco más llevadero.

Pobre de mí, que te miro con los ojos de la soberbia,
sabiendo que nunca llegaré a ser tan fuerte y tan valiente como tú,
y mis ojos nunca transmitirán las músicas de los darbucas, sonando bajo las estrellas y del baobad de tu aldea.


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